Viktor Frankl (1991) afirmaba que el hombre tiene la peculiaridad de no poder vivir si no mira al futuro. Esto constituye, a su vez, su salvación en los momentos más difíciles de su existencia, incluso cuando deba de abocarse a la tarea con sus cinco sentidos.

Cuando se dice que algo es incurable, la mayoría de la gente entiende que no se ha podido dar con la cura de ese mal. Sin embargo, lo que muchas veces esto significa, y se ignora, es precisamente que es incurable, como idea de que la cura reside en el interior de cada persona, en la mente inconsciente.

Rescatando recursos de esta última fue como Viktor Frankl superó su duro paso por los campos de concentración nazis. El autor relató cómo logró superar su estado de aislamiento y darle nuevo sentido a su existencia:

Me obligué a pensar en otras cosas. De pronto, me vi de pie en la plataforma de un salón de conferencias bien iluminado, agradable y caliente. Frente a mí tenía un auditorio atento, sentado en cómodas butacas tapizadas ¡Yo daba una conferencia sobre la psicología en un campo de concentración!

Mediante este método, logró distanciarse de esa dura situación, pasar por encima de los sufrimientos del momento y observarlos como si ya hubieran transcurrido. Todo lo que hasta ese momento lo oprimía, a partir de su visualización, se objetivaba.

¿Puede servir la visualización para el logro de cualquier objetivo? Así es. Visualizar es útil en un sinnúmero de propósitos, desde el proceso de recuperación de una enfermedad hasta en el logro de metas deportivas. Ello es ratificado por la ciencia, ya que las investigaciones revelan que casi todos los grandes atletas internacionales y de distintas disciplinas de alto rendimiento son visualizadores: ven, sienten y experimentan su meta antes de hacerla realidad. Empiezan con la mente llena de la imagen que desean ver con sus propios ojos.

Si una persona se lo propone, puede hacer lo mismo en todas las áreas de su vida. Si su actitud es la adecuada, le permitirá, ante cualquier desafío, visualizar el éxito. Entonces, frente a un encuentro difícil, un examen definitivo o una complicada reunión de negocios, entre otras situaciones, debe de ver la situación con nitidez y claridad una y otra vez antes de enfrentarse a ella. Así, cuando la protagonice, esa visión previa que tuvo condicionará inconscientemente sus acciones y se transformará en su propia realidad.

Lo cierto es que los individuos se convierten en sus pensamientos dominantes: si tienen una idea fija en la mente, tienen, al mismo tiempo, la capacidad para que ésta se materialice.

Es preciso que todo sujeto se realice las siguientes preguntas: ¿qué proyecto lo moviliza?, ¿cuál es su meta? y ¿qué es lo que más desea conseguir en este momento? Para hallar las respuestas, es aconsejable cerrar los ojos y visualizarse habiéndolo conseguido. Debe de imaginarse, como si se tratara de una película, su propio éxito, con todos los detalles incluidos y sin olvidarse de incluirse a sí mismo en la visión. Gracias a ello, verá cómo es posible crear esa realidad imaginaria que precede a la auténtica. Sólo de él depende que se transforme en su verdadera realidad.